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Ficha Técnica: Mohamed Vs. Argentina

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Víctimas(s): 

Oscar Alberto Mohamed

Representante(s): 

Gustavo Vitale,  Marcelo Torres Bóveda


Estado Demandado:  Argentina
Sumilla: 

El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la imposibilidad de Oscar Alberto Mohamed de recurrir un fallo condenatorio en un proceso penal seguido en su contra.

Palabras Claves:  Garantías judiciales y procesales, Principio de legalidad y de retroactividad, Protección judicial
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Derechos violados
Convención Americana:  Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.) , Artículo 25 (Protección Judicial) , Artículo 8 (Garantías Judiciales) , Artículo 9 (Principio de legalidad y de retroactividad)

Otro(s) tratado(s) interamericano(s) No se consigna

Otros Instrumentos: Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos – Naciones Unidas
Hechos

 

-       Los hechos del presente caso se iniciaron el 16 de marzo de  1992, cuando el señor Oscar Alberto Mohamed, quien trabajaba en la ciudad de  Buenos Aires como conductor de una línea de colectivos, atropelló a una señora,  quien falleció. Ese mismo día se inició un proceso penal contra el señor  Mohamed por el delito de homicidio culposo. El régimen procesal penal aplicado  al señor Mohamed fue el regido por el Código de Procedimientos en Materia Penal  de 1888. El Fiscal Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional  Nº 14 presentó acusación contra el señor Mohamed como autor penalmente responsable del delito de homicidio culposo previsto en el artículo 84 del  Código Penal. Tanto el fiscal como el abogado del querellante solicitaron que  se le impusiera la pena de un año de prisión e inhabilitación especial para  conducir por seis años y el pago de las costas procesales.

 

-       El 30 de  agosto de 1994 el Juzgado Nacional en lo Correccional No. 3 emitió sentencia,  mediante la cual resolvió absolver a Oscar Alberto Mohamed del delito de  homicidio culposo. Luego de presentado el recurso de apelación, el 22 de  febrero de 1995 la Sala Primera de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo  Criminal y Correccional emitió sentencia, en la cual resolvió condenar al señor  Mohamed. El ordenamiento jurídico aplicado en el proceso contra el señor  Mohamed no preveía ningún recurso penal ordinario para recurrir esa sentencia  condenatoria de segunda instancia.

 

 

-       El recurso disponible era el  recurso extraordinario federal. Sin embargo, éste fue desestimado. El señor Mohamed fue despedido de su empleo como  chofer de colectivo, en razón de “su inhabilitación penal para conducir”.

 

Procedimiento ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

- Fecha de presentación de la petición (11.618):18 de marzo de 1996

 

- Fecha de informe de admisibilidad (02/05): 22 de febrero de 2005. 

 

- Fecha de informe de fondo (173/10): 2 de noviembre de 2010. 

 

Procedimiento ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos

- Fecha de remisión del caso a la Corte IDH: 13 de abril de 2011

 

- Petitorio de la CIDH: La CIDH presentó la demanda en este caso con el objeto de que la Corte IDH decidiera si el Estado violó los derechos consagrados en los artículos 8.2.c), 8.2.h), 9 y 25.1 en relación con las obligaciones establecidas en los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana.

 

- Petitorio de los representantes de las víctimas: Los representantes coincidieron sustancialmente con lo alegado por la CIDH y agregaron que Argentina también habría violado los derechos contenidos en los artículos 8.1, 8.2 d), 8.2 e), 8.4, 25.2.a) y 25.2.b) de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Mohamed.

 

- Fecha de audiencia ante la Corte IDH: 20 y 21 de junio de 2012

 

Competencia y Admisibilidad

 

I. Excepción Preliminar. Alegada imposibilidad de la  Corte de conocer la supuesta violación al artículo 8.4 de la Convención  Americana.

 

24.  El Estado sustenta el planteamiento de la excepción preliminar fundamentalmente  en que la violación al artículo 8.4 de la Convención alegada por los  representantes no fue recurrida en el derecho interno ni tampoco alegada ante  la Comisión, con lo cual se habría negado a Argentina la oportunidad de darle  tratamiento y debida respuesta de acuerdo al carácter subsidiario del derecho  internacional. (…)

 

27. La  Corte constata que la supuesta violación al artículo 8.4 de la Convención está  relacionada con el marco fáctico establecido por la Comisión en el Informe de  Fondo, ya que se refiere a los hechos constituidos por las sentencias emitidas  en el proceso penal seguido contra el señor Mohamed. La Comisión tuvo por  probado en dicho informe que el señor Mohamed fue absuelto del delito de homicidio  culposo mediante sentencia emitida el 30 de agosto de 1994 por el Juzgado  Nacional en lo Correccional No.3, Secretaría N° 60, Capital Federal, así como  que dicha sentencia fue apelada y, en segunda instancia, el 22 de febrero de  1995 la Sala Primera de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y  Correccional revocó la sentencia de absolución y declaró al señor Mohamed  culpable del delito de homicidio culposo. La Corte considera que, al alegar la  violación al artículo 8.4 de la Convención, los representantes se refirieren a  esos mismos hechos planteados por la Comisión en el Informe de Fondo pero a  través de sus argumentos jurídicos los califican como una supuesta violación  del principio de ne bis idem.

 

28.  Por consiguiente, la Corte desestima la excepción preliminar interpuesta por el  Estado y, consecuentemente, en su análisis de fondo se pronunciará sobre la  supuesta violación al artículo 8.4 de la Convención planteada por los  representantes.

 

II. Competencia

 

29.  La Corte Interamericana es competente, en los términos del artículo 62.3 de la  Convención, para conocer el presente caso, en razón de que Argentina es Estado  Parte de la Convención Americana desde el 5 de septiembre de 1984 y reconoció  la competencia contenciosa del Tribunal en esa misma fecha.

 

Reconocimiento de Responsabilidad Internacional

No se consigna

Análisis de fondo

 I. Derecho a las garantías judiciales, en relación  con el deber de adoptar disposiciones de derecho interno y la obligación de  respetar y garantizar los derechos.

 

79.  En casos similares, el Tribunal ha establecido que el esclarecimiento de si el  Estado ha violado o no sus obligaciones internacionales por virtud de las  actuaciones de sus órganos judiciales, puede conducir a que la Corte deba ocuparse  de examinar los respectivos procesos internos, para establecer su  compatibilidad con la Convención Americana.

 

80.  Es menester señalar que la Corte, al referirse a las garantías judiciales  protegidas en el artículo 8 de la Convención, también conocidas como garantías  procesales, ha establecido que para que en un proceso existan verdaderamente  dichas garantías (…) es preciso que se observen todos los requisitos que  “sirv[a]n para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio  de un derecho”. (…)

 

82.  Bajo los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, los Estados están  obligados a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de  violaciones de derechos humanos, que deben ser sustanciados de conformidad con  las reglas del debido proceso legal (…)

 

83.  Los Estados tienen la responsabilidad de consagrar normativamente y de asegurar  la debida aplicación de los recursos efectivos y las garantías del debido  proceso legal ante las autoridades competentes, que amparen a todas las personas  bajo su jurisdicción contra actos que violen sus derechos fundamentales (…)

 

85.  La Corte no se pronunciará sobre las alegadas violaciones a los artículos  8.2.d, 8.2.e, 25.2.a y 25.2.b de la Convención Americana, planteadas por los  representantes en el petitorio del escrito de solicitudes y argumentos, puesto  que ha constatado que los representantes no presentaron argumentos de derecho  sobre esas alegadas violaciones y ni siquiera refirieron sobre cuáles hechos  versarían. El Tribunal tampoco se pronunciará sobre la alegada violación al  derecho de defensa del señor Mohamed durante el proceso penal seguido en su  contra (…) debido a que (…) [los representantes] basan sus argumentos en  normativa procesal penal que no fue aportada al acervo probatorio del presente  caso. (…)

 

90.  La Corte hace notar que este caso presenta la particularidad de que al imputado  se le siguió un proceso penal de dos instancias, y fue condenado en segunda  instancia por un tribunal que revocó la decisión absolutoria del juzgado de primera  instancia. Para determinar si al señor Mohamed le asistía el derecho de  recurrir del fallo ante juez o tribunal superior, corresponde determinar si la  protección consagrada en el artículo 8.2.h de la Convención Americana permite  una excepción, tal como alega Argentina, cuando el imputado haya sido declarado  condenado por un tribunal que resuelva un recurso contra su absolución.

 

91.  El artículo 8.2 de la Convención contempla la protección de garantías mínimas a  favor de “[t]oda persona inculpada de delito”. En el último inciso en que  expone esas garantías, cual es el h), protege el “derecho de recurrir del fallo  ante juez o tribunal superior”. La Corte entiende que el artículo 8.2 se  refiere, en términos generales, a las garantías mínimas de una persona que es  sometida a una investigación y proceso penal. Esas garantías mínimas deben ser  protegidas dentro del contexto de las distintas etapas del proceso penal, que  abarca la investigación, acusación, juzgamiento y condena. (…)

 

92.  Teniendo en cuenta que las garantías judiciales buscan que quien esté incurso  en un proceso no sea sometido a decisiones arbitrarias, la Corte interpreta que  el derecho a recurrir del fallo no podría ser efectivo si no se garantiza  respecto de todo aquél que es condenado, ya que la condena es la manifestación  del ejercicio del poder punitivo del Estado (…).

 

95.  (…) [L]a Corte concluye que, en los términos de la protección que otorga el  artículo 8.2.h de la Convención Americana, el señor Mohamed tenía derecho a  recurrir del fallo proferido por la Sala Primera de la Cámara Nacional de  Apelaciones el 22 de febrero de 1995, toda vez que en éste se le condenó como  autor del delito de homicidio culposo.

 

97.  El Tribunal ha señalado que el derecho de recurrir del fallo es una garantía  primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en aras  de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal  distinto y de superior jerarquía orgánica. La doble conformidad judicial,  expresada mediante el acceso a un recurso que otorgue la posibilidad de una  revisión íntegra del fallo condenatorio, confirma el fundamento y otorga mayor  credibilidad al acto jurisdiccional del Estado, y al mismo tiempo brinda mayor  seguridad y tutela a los derechos del condenado. Asimismo, la Corte ha indicado  que, lo importante es que el recurso garantice la posibilidad de un examen  integral de la decisión recurrida.

 

98.  El derecho de impugnar el fallo busca proteger el derecho de defensa, en la  medida en que otorga la posibilidad de interponer un recurso para evitar que  quede firme una decisión adoptada en un procedimiento viciado.

 

99.  La Corte ha sostenido que el artículo 8.2.h de la Convención se refiere a un  recurso ordinario accesible y eficaz. Ello supone que debe ser garantizado  antes de que la sentencia adquiera la calidad de cosa juzgada. La eficacia del  recurso implica que debe procurar resultados o respuestas al fin para el cual  fue concebido. Asimismo, el recurso debe ser accesible, esto es, que no debe  requerir mayores complejidades que tornen ilusorio este derecho.

 

100.  Debe entenderse que, independientemente del régimen o sistema recursivo que  adopten los Estados Partes y de la denominación que den al medio de impugnación  de la sentencia condenatoria, para que éste sea eficaz debe constituir un medio  adecuado para procurar la corrección de una condena errónea. Ello requiere que  pueda analizar cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas en que se basa la  sentencia impugnada, puesto que en la actividad jurisdiccional existe una  interdependencia entre las determinaciones fácticas y la aplicación del  derecho, de forma tal que una errónea determinación de los hechos implica una  errada o indebida aplicación del derecho. (…)

 

102.  La Corte hace notar que no es un hecho controvertido que el ordenamiento  jurídico aplicado al señor Mohamed no preveía ningún recurso penal ordinario  para que aquel pudiera recurrir la sentencia condenatoria que le fue impuesta  (…).

 

106.  La Corte estima necesario resaltar que, aún cuando se analice si materialmente  dichos recursos habrían protegido el derecho a recurrir la sentencia  condenatoria del señor Mohamed, debido a la regulación del recurso  extraordinario federal (…), la naturaleza y alcance de los agravios presentados  por la defensa del señor Mohamed estaban condicionados a priori por las  causales de procedencia de ese recurso. Esas causales limitaban per se la  posibilidad del señor Mohamed de plantear agravios que implicaran un examen  amplio y eficaz del fallo condenatorio.

 

111.  Adicionalmente, la Corte resalta la gravedad de que en el presente caso no se  garantizara al señor Mohamed el derecho a recurrir la sentencia condenatoria,  tomando en cuenta que parecieran haberse configurado deficiencias en la  garantía del derecho de defensa durante la segunda instancia del proceso penal  frente a la apelación planteada contra la sentencia absolutoria. La Corte  observa que en dicho proceso penal el Ministerio Público acusó calificando los  hechos de homicidio culposo, posteriormente solicitó el sobreseimiento y  después de la sentencia absolutoria en primera instancia apeló sin fundamentar  la apelación (…). La querella también apeló y presentó agravios o fundamentos  de la apelación, pero no consta que en el proceso penal se hubiere dado traslado  del escrito al defensor del señor Mohamed para que pudiera pronunciarse sobre  esos agravios con anterioridad a la emisión de la sentencia de segunda  instancia que revocó la absolución y condenó penalmente al señor Mohamed.

 

112.  Por las razones expuestas, la Corte concluye que el sistema procesal penal  argentino que fue aplicado al señor Mohamed no garantizó normativamente un  recurso ordinario accesible y eficaz que permitiera un examen de la sentencia  condenatoria contra el señor Mohamed, en los términos del artículo 8.2.h de la  Convención Americana, y también ha constatado que el recurso extraordinario  federal y el recurso de queja, en tanto salvaguarda de acceso al primero, no  constituyeron en el caso concreto recursos eficaces para garantizar dicho derecho.  (…)

 

113.  El artículo 2 de la Convención Americana contempla el deber general de los  Estados Parte de adecuar su derecho interno a las disposiciones de la misma  para garantizar los derechos en ella consagrados. La Corte ha establecido que  dicho deber implica la adopción de medidas en dos vertientes. Por una parte, la  supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen  violación a las garantías previstas en la Convención. Por otra, la expedición  de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la efectiva observancia de  dichas garantías.

 

114.  La Corte hace notar que los hechos de este caso implican una relación necesaria  entre el derecho de recurrir del fallo condenatorio que asistía al señor  Mohamed y el deber de adoptar disposiciones de derecho interno para garantizar  tal derecho. (…)

 

116.  (…) [L]a Corte concluye que la inexistencia de un recurso judicial que  garantizara la revisión de la sentencia de condena del señor Mohamed y la  aplicación de unos recursos judiciales que tampoco garantizaron tal derecho a  recurrir del fallo implicaron un incumplimiento del Estado del deber general de  adecuar su ordenamiento jurídico interno para asegurar la realización de la  garantía judicial protegida por el artículo 8.2.h de la Convención.

 

117.  Con base en las anteriores consideraciones, la Corte concluye que Argentina  violó el derecho a recurrir del fallo protegido en el artículo 8.2.h de la  Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 de dicho tratado,  en perjuicio del señor Oscar Alberto Mohamed.

 

118.  En cuanto a las alegadas violaciones al derecho de defensa, al derecho a ser  oído, al deber de motivar y al derecho a un recurso sencillo, rápido y efectivo  supuestamente derivadas de las decisiones judiciales emitidas por la Sala  Primera de la Cámara y por la Corte Suprema de Justicia de la Nación al  resolver sobre la inadmisibilidad del recurso extraordinario federal y del  recurso de queja (…), la Corte considera que las alegadas afectaciones que  hubiere sufrido el señor Mohamed debido a esas decisiones judiciales quedan  comprendidas dentro de la referida violación al derecho a recurrir del fallo.  (…)

 

120.  El principio de ne bis in idem está  contemplado en el artículo 8.4 de la Convención Americana (…)

 

121.  Dicho principio busca proteger los derechos de los individuos que han sido  procesados por determinados hechos para que no vuelvan a ser enjuiciados por  los mismos hechos. A diferencia de la fórmula utilizada por otros instrumentos  internacionales de protección de derechos humanos (por ejemplo, el Pacto  Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas, artículo  14.7, que se refiere al mismo “delito”), la Convención Americana utiliza la  expresión “los mismos hechos”, que es un término más amplio en beneficio del  inculpado o procesado.

 

122.  La Corte ha sostenido de manera reiterada que entre los elementos que conforman  la situación regulada por el artículo 8.4 de la Convención, se encuentra la  realización de un primer juicio que culmina en una sentencia firme de carácter  absolutorio (…).

 

125.  La Corte reitera que el principio ne bis  in idem, consagrado en el artículo 8.4 de la Convención, se sustenta en la  prohibición de un nuevo juicio sobre los mismos hechos que han sido materia de  la sentencia dotada con autoridad de cosa juzgada. La Corte considera que el  señor Mohamed no fue sometido a dos juicios o procesos judiciales distintos  sustentados en los mismos hechos.

 

126.  Con base en lo anterior, la Corte considera que el Estado no violó el artículo 8.4  de la Convención en perjuicio del señor Oscar Alberto Mohamed.

 

II. Alegada violación al Principio de Legalidad  (Artículo 9), en relación con la obligación de respetar y garantizar los  derechos.

 

130.  El principio de legalidad constituye uno de los elementos centrales de la  persecución penal en una sociedad democrática al establecer que “nadie puede  ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran  delictivos según el derecho aplicable”. Dicho principio preside la actuación de  todos los órganos del Estado (…)

 

131.  Asimismo, la Corte ha sostenido que la calificación de un hecho como ilícito y  la fijación de sus efectos jurídicos deben ser preexistentes a la conducta del  sujeto al que se considera infractor. De lo contrario, los particulares no  podrían orientar su comportamiento conforme a un orden jurídico vigente y  cierto, en el que se expresan el reproche social y las consecuencias de este.  El Tribunal también ha indicado que el principio de irretroactividad tiene el  sentido de impedir que una persona sea penada por un hecho que cuando fue  cometido no era delito o no era punible o perseguible.

 

132.  La Corte ha enfatizado que corresponde al juez penal, en el momento de la  aplicación de la ley penal, atenerse estrictamente a lo dispuesto por ésta y  observar la mayor rigurosidad en el adecuamiento de la conducta de la persona  incriminada al tipo penal, de forma tal que no incurra en la penalización de  actos no punibles en el ordenamiento jurídico. El Tribunal considera preciso  agregar que, tratándose de delitos culposos, cuya ilicitud es menor comparada a  la de los delitos dolosos y cuyos sus elementos típicos están definidos de  forma genérica, se requiere que el juez o tribunal observe el principio de  legalidad de forma rigurosa al verificar la efectiva existencia de la conducta  típica y determinar la responsabilidad penal.

 

139.  La Corte, considerando que las cuestiones precedentes tratan, sin embargo,  asuntos penales que corresponde sean examinados por el tribunal superior que  debe conocer del recurso contra el fallo condenatorio, tal como lo ordena como  consecuencia de haber declarado que se violó el artículo 8.2.h de la Convención  Americana en perjuicio del señor Mohamed (…) no estima pertinente  determinar si las consideraciones de los párrafos anteriores implican o no una  vulneración del artículo 9 de la Convención.

 

Reparaciones

 

 La  Corte decide,

 

-    Que la Sentencia de Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas  constituye per se una forma de  reparación.

 

-     Que  el Estado debe adoptar las medidas necesarias para garantizar al señor Oscar  Alberto Mohamed el derecho de recurrir del fallo condenatorio emitido por la  Sala Primera de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional  el 22 de febrero de 1995, de conformidad con los parámetros convencionales  establecidos en el artículo 8.2.h de la Convención Americana.

 

-    Que el Estado debe adoptar las medidas necesarias para que los efectos  jurídicos de la sentencia condenatoria emitida por la Sala Primera de la Cámara  Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional el 22 de febrero de 1995,  y en especial su registro de antecedentes, queden en suspenso hasta que se  emita una decisión de fondo garantizando el derecho del señor Oscar Alberto  Mohamed a recurrir del fallo condenatorio.

 

-    El  Estado debe realizar las publicaciones indicadas en el párrafo 155 de la El  Estado debe realizar las publicaciones indicadas en el párrafo 155 de la  presente Sentencia, en un plazo de seis meses contado a partir de la  notificación de la misma.

 

-    Que el Estado debe pagar US$ 50.000 por concepto de indemnización por daño  material e inmaterial, y por el reintegro de costas y gastos, US$ 3.000, así  como la cantidad de US$7,539.42 para reintegrar al Fondo de Asistencia Legal de  Víctimas.

 

-    Que el Estado debe, dentro del plazo de un año contado a partir de la  notificación de la Sentencia de Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y  Costas, rendir al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir  con la misma.

 

-    Que la Corte supervisará el cumplimiento íntegro de la Sentencia de Excepción  Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, en ejercicio de sus atribuciones y en  cumplimiento de sus deberes conforme a la Convención Americana sobre Derechos  Humanos, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado  cabal cumplimiento a lo dispuesto en la misma.

 

Puntos Resolutivos

 La Corte  decide,

 

-       Desestimar  la excepción preliminar interpuesta por el Estado sobre la alegada  imposibilidad de la Corte de conocer la supuesta violación al artículo 8.4 de  la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

 

La Corte  declara,

 

-       Que no  procede emitir un pronunciamiento sobre las alegadas violaciones a los  artículos 8.2.c, 8.2.d, 8.2.e, 25.2.a y 25.2.b de la Convención Americana.

 

-       Que el  Estado es responsable por la violación del derecho a recurrir del fallo,  consagrado en el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos  Humanos, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma, en perjuicio del  señor Oscar Alberto Mohamed.

 

-       No procede  emitir un pronunciamiento sobre las alegadas violaciones a los artículos 8.1,  8.2.c y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

 

-       El Estado no  violó el derecho consagrado en el artículo 8.4 de la Convención Americana sobre  Derechos Humanos.

 

 

-       Que no  estima pertinente determinar si se produjo una violación al principio de  legalidad, consagrado en el artículo 9 de la Convención Americana sobre  Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del  señor Oscar Alberto Mohamed.

 

Actuaciones posteriores a la(s) sentencia(s)
Sentencia de interpretación: No se consigna

Supervisión de cumplimiento de sentencia No se consigna