Un camino en la búsqueda de la verdad y justicia
Las graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado en Guatemala han dejado una profunda cicatriz respecto a la violencia social en el país. En este sentido el alcance de los Acuerdos de Paz ha permitido poder entablar un nuevo marco de relacionamiento social y con ello impulsar a víctimas de violaciones a los derechos humanos a procurar justicia respecto a detenidos desaparecidos, ejecuciones extrajudiciales y otros hechos de violencia sufridos por parte de civiles respecto de las fuerzas armadas.
Los hechos del presente caso se enmarcan en el conflicto armado que se vivió en Guatemala. Durante esta época, la desaparición forzada de personas constituía una práctica del Estado llevada a cabo principalmente por agentes de sus fuerzas de seguridad.
“Tocaron la puerta y Marco Antonio salió a verla. Nunca se imaginó y abrió, y entonces lo agarraron a él y lo engrietaron a un sillón de la sala”. Narra Emma Theissen Álvarez, madre de Marco Antonio.
En ese entonces, Marco Antonio Molina Theissen era un estudiante de 14 años de edad. Sus padres y familiares participaban en los ámbitos administrativo, académico y político-social de la Universidad de San Carlos y eran identificados como opositores políticos por parte de las fuerzas de seguridad.
En medio de un contexto de diversos episodios de represión contra defensores y defensoras de derechos humanos, el 6 de octubre de 1981 dos individuos armados con pistolas automáticas entraron a la casa de la familia Molina Theissen, ubicada en la ciudad de Guatemala. Los individuos registraron el inmueble y se llevaron a Marco Antonio Molina Theissen en un costal.
Ante esta situación, comenzó una intensa búsqueda por parte de la familia, quienes interpusieron una serie de recursos a fin de ubicarlo y sancionar a los responsables. Sin embargo, no se realizaron mayores diligencias. La familia de Marco Antonio Molina Theissen se vio forzada a salir de Guatemala.
Ante la falta de respuesta por parte de las autoridades nacionales, la familia de Marco Antonio comenzó un camino que los llevó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con el objetivo de alcanzar justicia.
“Ya había tenido conocimiento de la existencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y allí, como que dije hay una opción de justicia”, narra Lucrecia Molina Theissen, hermana de Marco Antonio.
Una vida buscando a Marcos
El 6 de octubre de 1981 fue el último día que la familia Molina Theissen vio a Marco Antonio. (Foto: Familia Molina Theissen).
"Él ha sido el centro de nuestras vidas desde que pasó todo, y ahora apenas recordamos su voz. Tenía solo 14 años. Nos lo arrancaron y nos arrancaron parte de nuestra vida".
Así es como recuerda Emma Molina Theissen la desaparición hace más de cuatro décadas de su hermano Marco Antonio en Guatemala, y cómo impactó su existencia desde entonces.
La suya es solo una entre las 45.000 desapariciones -5.000 de ellas de niños- que la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala calcula, que tuvieron lugar en una de las páginas más negras de la nación centroamericana: la guerra civil que estremeció el país entre 1960 y 1996.
En la Sentencia de la Corte Interamericana del Caso Molina Theissen Vs. Guatemala, la Corte señaló la responsabilidad por parte del Estado, en la violación de los derechos a la vida, la integridad personal, las garantías judiciales, la protección de la familia, los derechos del niño, derecho a la protección judicial, entre otros. Pero además de las violaciones en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Tribunal señaló la falta de cumplimiento por parte del Estado de la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas.
A su vez la Corte Interamericana señaló como víctimas del caso a Emma Theissen Álvarez vda. de Molina (madre), Carlos Augusto Molina Palma (padre fallecido), Emma Guadalupe, Ana Lucrecia y María Eugenia Molina Theissen (hermanas).
Reparaciones de la Corte
La señora Emma Theissen mantiene viva la memoria de su hijo Marco Antonio.
En la Sentencia de este caso, la Corte ordenó diversas medidas de reparación, entre las que se cuentan que el Estado debía localizar y hacer entrega de los restos mortales de Marco Antonio Molina Theissen a sus familiares. A su vez, el Estado debía investigar efectivamente los hechos del presente caso, con el fin de identificar, juzgar y sancionar a los autores materiales e intelectuales de la desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen y el resultado de este proceso debía ser públicamente divulgado.
Entre otras acciones, la Corte dispuso que el Estado debía realizar, en presencia de sus altas autoridades, un acto público de reconocimiento de su responsabilidad internacional en relación con los hechos de este caso y en desagravio de Marco Antonio Molina Theissen y sus familiares.
Como medida de no repetición, la Corte dispuso al Estado que debería designar un centro educativo existente, ubicado en la Ciudad de Guatemala con un nombre que aluda a los niños desaparecidos durante el conflicto armado interno, y colocar en dicho centro una placa en memoria de Marco Antonio Molina Theissen.
A su vez, el Tribunal dispuso al Estado que debía crear un procedimiento expedito que permita obtener la declaración de ausencia y presunción de muerte por desaparición forzada.
En otro orden, se dispuso que el Estado debía adoptar las medidas legislativas, administrativas y de cualquier otra índole que sean necesarias para crear un sistema de información genética.
Hasta la fecha, el paradero de Marco Antonio se desconoce. La Corte reconoció en su informe de cumplimiento en 2019, los esfuerzos positivos realizados entre 2015 y 2018 en la investigación y juzgamiento penal por las graves violaciones cometidas en este caso. Sin embargo, señaló que el Estado debía continuar implementando acciones para concluir el proceso penal en curso e investigar efectivamente los hechos del presente caso, con el fin de identificar, juzgar y sancionar a los autores materiales e intelectuales y dar cumplimiento a las medidas de reparación, que permitan localizar los restos mortales de Marco Antonio.
A su vez, está pendiente que Guatemala cree un procedimiento que permita obtener la declaración de ausencia y presunción de muerte por desaparición forzada y adopte medidas para crear un sistema de información genética que permita la determinación y esclarecimiento para la identificación de la niñez desaparecida.
¿Cuál ha sido el impacto de esta Sentencia?
Emma Theissen (madre), Emma Guadalupe y Ana Lucrecia Molina Theissen (hermanas).
La Sentencia de este caso ha tenido un gran impacto en el Estado de Guatemala. Entre otros logros se alcanzó que el Estado de Guatemala reconociera parcialmente su responsabilidad por la desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen.
A su vez, el Tribunal destacó la importancia de que los Estados no se amparen en las figuras de amnistía o de irretroactividad que impidan investigar, identificar y en su caso juzgar a los autores de las graves violaciones de derechos humanos sucedidas durante los conflictos armados.
En otro orden, la Corte ordenó al Estado crear un procedimiento expedito que permita obtener la declaración de ausencia y presunción de muerte por desaparición forzada, así como adoptar las medidas legislativas, administrativas y de cualquier otra índole que sean necesarias para crear un sistema de información genética.
El Ministerio Público identificó y acusó a cuatro militares a los que señala como responsables de la desaparición de Marco Antonio.
La hora de la justicia para Marcos y su familia: La Sentencia a nivel local
Entre los cinco exmilitares juzgados se encuentra Manuel Benedicto Lucas García, quien estuvo al frente del ejército de Guatemala como jefe del Estado Mayor entre 1981 y 1982 (Foto: Verdad y Justicia en Guatemala).
El 23 de mayo de 2018, el Tribunal con Competencia en Casos de Mayor Riesgo Grupo “C” de Guatemala sentenció a penas de más de 30 años de prisión a cuatro ex altos mandos militares por crímenes de lesa humanidad, violencia sexual agravada y desaparición forzada. Los militares retirados (Hugo Ramiro Zaldaña Roja, Francisco Luis Gordillo Martínez, Manuel Antonio Callejas Callejas y Manuel Benedicto Lucas García) fueron condenados por su rol en la desaparición forzada del joven Marco Antonio Molina Theissen y la violación y tortura de su hermana Emma Guadalupe en 1981, durante el conflicto armado.
El Tribunal determinó que dichos crímenes formaron parte de una estrategia militar de contrainsurgencia y que los condenados no respetaron los mandatos normativos de derechos humanos y de carácter penal que prohíben las conductas realizadas. También sostuvo que no existen límites de tiempo para el enjuiciamiento de violaciones graves de los derechos humanos y que las mismas no pueden estar sujetas a la amnistía. Asimismo, el Tribunal ordenó al Ministerio Público a continuar con las investigaciones de otras personas responsables por la desaparición forzada de Marco Antonio, dada la naturaleza continuada e imprescriptible de este delito. La condena fue decidida por unanimidad por los tres jueces que integran el Tribunal.
El Relator Especial de la ONU sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Sr. Fabián Salvioli, el Relator Especial sobre la independencia de magistrados y abogados, Sr. Diego García-Sayán, y el Presidente-Relator del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias, Sr. Bernard Duhaime, subrayan la importancia capital de la Sentencia en el Caso Molina Theissen, la cual garantiza justicia para las víctimas y sanciona a los responsables.
Los expertos destacaron el carácter histórico y ejemplificador de este juzgamiento que demuestra, tanto en el país como en otras partes del mundo donde se vivieron situaciones similares, que es posible combatir la impunidad por graves violaciones de los derechos humanos.
Los expertos de Naciones Unidas felicitaron a los Jueces y la Jueza que conforman el Tribunal por una decisión que se ancla en los estándares internacionales de derechos humanos, e instaron al Estado a continuar sus esfuerzos para dar con el paradero de Marco Antonio Molina Theissen, en virtud del carácter continuo de la desaparición forzada. Asimismo, brindaron un sentido homenaje a la familia Molina Theissen, quien luego de casi 37 años de lucha alcanzó la justicia tan anhelada y que tanto se le debía.
Foto de campaña de la Unidad de Defensores de Derechos Humanos de Guatemala en memoria de la búsqueda de Marcos Molina Theissen.
FOTOGRAFÍAS
PODCAST
VIDEO